El baile de los que sobran

La paciencia comienza con lágrimas, y, al fin, sonríe.

Ramon Llull

Relájese hombre y cuente hasta 10 antes de lanzar las chuchadas. Estamos claros que la cosa no está buena, pero tampoco es como para pegarse un tiro. Es verdad que perdimos, que la defensa está más permeable que hermana de columnista y que nuestros delanteros no asustan ni en Halloween. Los mal hablados dicen que los compipas del tablón están perdiendo la paciencia y que el Pino Carvallo no está dando pie con bola con los cambios, pero usted perro, trate de no unirse aún al baile de los que sobran.

Lo primero en la vida, decía mi taita, es el respeto y, claramente, el Pino Carvallo se lo ganó esa noche imborrable del 10 de julio de 1997, cuando miles de almas gritamos al unísono uno de los ceatolei más emocionantes que mi vida pelotera recuerda. No por nada ese grito aún me pone los pelos de punta. Que la fanaticada pop agarre a puteadas a parásitos como Garré no me va ni me viene, pero escuchar cómo hay gente que ya pide la cabeza de un técnico que me emocionó a cagar hace 10 años... no sé compadre qué quiere que le diga, pero simplemente no me parece. Además que el campeonato chilensis es tan rasca que aún podemos salir campeones, ir a la Copa Libertadores y vestirnos de frac para la ceremonia.

Uno a la familia no la elige, pero la respeta. Carvallo puede ser un tipo raro que, a ratos, puede parecer ratón para algunos o muy pavo para otros. Los más extremistas del espectro pelotero probablemente ya le hicieron la ley del hielo, pero ojo chiquillos que tampoco es culpa del Pino que el Bichi Fuertes se las haya dado de divo anoche, ni que el Facu haya dejado el Armonil en la casa.

Del cometido de Mariano Osorio no se puede decir más que una sola cosa... ¡horrible! Un tipo inseguro no puede imponer autoridad sin la necesidad de las tarjetas. Esa es la triste y puta verdad. Sus tarjetas cagaron un espectáculo entretenido, que si bien estaba siendo dominado por Audax, aún mantenía la emoción de un duelo de fuerzas parejas. Existe responsabilidad también de los jugadores, de eso no cabe duda.

Sin embargo, bajo ese contexto, el segundo tiempo presentaba tres posibles escenarios:

• Un triunfo heroico, pero que iba a dejar a los jugadores más molidos que parachoque de Eliseo y que, honestamente, por técnica, era lo menos probable. En ese sentido, el cambio habría sido meter a Gutiérrez por Vásquez. No sacar a Toloza, que pese a andar bajo, tiene el talento para matar de pelota detenida o meter un pase crack.--------------------------------
• Una derrota estrepitosa. Si tienes a 9 jugadores en cancha es muy probable que hasta el rival más piñufla te falte el respeto. Audax tiene buen juego, así que perfectamente pudimos habernos comido una ensalá de combos. Es cierto que la expulsión de Villanueva les cagó la onda, pero aún así ellos tenían, por juego, marcador y técnica, las mejores opciones. Si hubiésemos perdido por boleta en casa... ahí si que no habría quedado mono con cabeza.--------------------------------.--------------------------------.------------------------------
• Salir a guapear, pero sin dejar la embarrá atrás. Resultado más probable: lo que se dió anoche. Desde ese punto de vista entiendo que Carvallo metiera a Gutiérrez, pero que no desarmara lo que quedaba de nuestra ñecla defensa. Insisto en lo mismo, Católica no viene jugando bien, pero anoche las expulsiones fueron determinantes.

Es verdad que el Chile 3 se ve más lejano que el campeonato de la libertadores que prometió Bonvallet, pero a no bajar los brazos y, por último, si no somos nosotros el tercer representante para la Libertadores, entonces que lo sea cualquiera menos el pajarraco. Si no gano empato... dicen por ahí.

Ahora todos tiran mierda con ventilador, pero nosotros sabemos que nuestra historia está llena de momentos duros... nosotros, los weones de verdad, vamos a apoyar hasta el final, así que compipa, no te unas a la crítica fácil.

No te unas al baile de los que sobran...