Con pena... ni gloria

En verdad, en verdad os digo:
Si el grano de trigo, caído en tierra no muere, queda solo;

pero si muere, produce mucho fruto.

(Evangelio de San Juan, Cap. XII, 24)

No me mal interpreten; no pretendo hacer de abogado del diablo ni mucho menos, pero encuentro justo dedicar un par de palabras a quienes, en su momento, fueron parte importante del equipo de mis amores. No obstante, debo reconocer que es curioso, por decir lo menos, partir un escrito con una aclaración que parece casi una disculpa, pero sé que el hincha cruzado está muy dolido con todo esto.
.
Pero bueno dejémosnos de tonteras y partamos, como dirían los verdaderos cracks, por el comienzo...

.

Lo primero que hay que tener claro es que el "futbolero" es un ser extraño, que es capaz de vivir, dormir, soñar y comer fútbol las 24 horas del día non stop y sin alegar. Es como una mezcla entre el "bichólogo" del Mega, y el Epidemia de Cachureos, osea un weon raro, pero simpático... así de simple. ¡Y dentro de su simpleza es feliz!
.
Pero su simpleza esconde ciertos códigos que para los futboleros son sagrados. Es muy probable que el resto de los mortales no lo entiendan así, pero hay ciertas cosas, como el estadio o la camiseta, que van más allá de lo comprensible. Vamos por partes:
.

1. El estadio: un templo. Ese es el primer axioma en la vida de un futbolero. Es ahí donde este individuo conoce gente y se hace de amigos. Se forman lazos y se comparten sueños, ansiedades, temores, alegrías y tristezas. No nos hagamos los tontos, la gente que sabe de fútbol sabe que los partidos no sólo se viven dentro de la cancha, sino que también en las galerías y en las calles. No hay nada más cercano al hogar como el estadio. Esa es la verdad. -------------------------------------------------------------------------------------
2. La camiseta: mi orgullo. Todo futbolero sabe que la camiseta no es una polera o un trapo. Es un símbolo y, probablemente, el más importante de todos. Existe un vínculo que es difícil de expresar en palabras, pero que se siente domingo a domingo. Es, sin lugar a dudas, lo más sagrado que un futbolero pueda tener, ya que cada camiseta tiene su historia y no hay historia sin personas, sin sueños y sin emociones. -----------------------------------------
3. Los jugadores: los guerreros. El jugador de fútbol sabe que su actividad afecta a muchas personas. Ellos son los depositarios del orgullo y los sueños de los hinchas y ese "profesionalismo" tonto es cosa que los empresarios y representantes han metido en la cabeza de los jugadores para ganar dinero. El fútbol es antetodo pasión y orgullo. Si no fuese así, ni cagando pagaría $ 3.500 todos los fines de semana. ----------------------------------------
4. Los rivales: los clásicos. La vida en general es competencia, nos guste o no. Uno compite desde el nacimiento o incluso desde antes. En el colegio, la universidad o en el trabajo. Lamentablemente así es la cosa y el deporte (y el fútbol en particular) también lo es. Para el futbolero la vida se vive en extremos: Agua o Aceite. Incluso podría ir más allá: Agua o no agua. No puede haber punto intermedio y es por eso que para el futbolero no hay nada más emocionante que ganarle al clásico rival en su cancha.
   .

Pero el caso del Pancho Arrué y del Kike Acuña son ejemplos de hasta donde puede llegar el resentimieto y el orgullo cuando se hiere el corazón fútbolero de la gente. Es lo mismo que pasó con Rozental, solo que está vez vino en en un pack 2*1 y tal vez por eso fue más fuerte..
.

Pero todos sabemos que lo hecho, hecho está. Aunque muchos de nosotros queramos, las cosas ya no se pueden cambiar. No es posible hacer como que nada pasó. Es difícil perdonar cuando la herida aún está abierta, pero aún más difícil es olvidar.
.

Dicen que todo tiempo pasado fue mejor, pero de corazón espero que estos granos de trigo que han caído aún puedan dar frutos.